Localizada en Puras de Villafranca (Belorado), la gruta goza de características internas de gran belleza que supondrán todo un reto y, sobre todo, gran diversión
Vestir un mono de explorador. Colocarse en la cabeza un casco con linterna. Ajustarse un arnés y preparar el mosquetón. Son los pasos previos al acceso a la Cueva de Fuentemolinos, una de las actividades de turismo activo más demandadas de la provincia de Burgos. Tras ascender una ladera sobre un afluente del río Tirón, con una pendiente que supone el primer desafío de esta aventura, los visitantes entrarán a la cavidad por una boca tan pequeña que les parecerá casi imposible. Tras unos metros reptando por la superficie, esta joya de la geología se abre ante sus ojos, comenzando así una aventura inolvidable.
Más de cuatro kilómetros de desarrollo componen la Cueva de Fuentemolinos, una de las propuestas más impactantes de turismo activo que los amantes del contacto con la naturaleza pueden experimentar en la provincia de Burgos. Ubicada en Puras de Villafranca (Belorado), comparte escenario con uno de los complejos mineros más conocidos del territorio, por lo que realizar una visita combinada es más que recomendable.
La empresa Beloaventura realiza visitas a la Cueva de Fuentemolinos en las que buen humor, energía y sorpresa nunca faltan. Tras explicar las particularidades de la cueva y una serie de recomendaciones de seguridad, los visitantes comenzarán a ataviarse para su recorrido por la gruta. Mono de explorador para cubrir y proteger las ropas, botas de agua hasta las rodillas, casco con linterna incorporada y arnés con mosquetón componen la vestimenta requerida para esta actividad.
La gruta se ubica bajo una ladera que se levanta sobre el curso de un arroyo, afluente del cercano río Tirón. La aventura comienza ascendiendo dicha pendiente, ayudándose del mosquetón y una serie de cuerdas habilitadas para alcanzar la boca de la cueva. Una entrada que sorprende nada más verla, debido a sus reducidas dimensiones. Muchos no creen que puedan acceder por allí, pero nada es tan complicado como parece. Arrastrándose por el pequeño túnel durante unos metros, consiguen llegar a la gran apertura del interior y esta joya geológica se presenta ante los aventureros.
La belleza y profusión de formaciones, tours, excéntricas, coladas, estalactitas, estalagmitas y columnas, dejadas por la litogénesis en sus suelos, techos y paredes, no deja indiferente a ningún participante. Beloaventura acompaña y facilita todo el proceso, explicando las características formas del interior y cómo superar determinados obstáculos que los visitantes encontrarán en su camino: ascensos, descensos, tramos en los que es necesario reptar bajo las rocas o una pared a la que aferrarse con el mosquetón y la propia fuerza para atravesar un río interior que corre bajo los pies… Momentos de gran tensión que dejan una sensación inolvidable.
La empresa dispone de diversas posibilidades en función del nivel de preparación de los participantes, ya que en realidad la Cueva de Fuentemolinos cuenta con tres pisos, si bien en el nivel más básico sólo se recorre uno de ellos, pese a que los dos pisos superiores encierran los elementos más bellos de la gruta.
Sin duda, es una experiencia para escuchar la tierra burgalesa desde dentro, conocer de primera mano su formación –hace 35 millones de años– y, sobre todo, disfrutar de una actividad única en la mejor compañía y en cualquier momento del año, compartiendo la pasión por la naturaleza y el afán de superación.